Apreciad@s amig@s,
Por causas laborales llevo unos meses sin actualizar el blog. Este tiempo ha tenido de todo, alegrías y también frustaciones relacionadas con el desarrollo de proyectos patrimoniales. Y ello me ha llevado a reflexionar entorno la pregunta que propongo para este post: ¿Creemos en el Patrimonio Cultural o no?
A nadie se le escapa que estamos en tiempos de crisi, de recortes y de muchas contradicciones entorno los proyectos relacionados con el patrimonio cultural. Durante este tiempo he visto de todo: decisión para tirar adelante un proyecto o, indecisión que al final lleva a parar y eliminar un proyecto. Des de mi punto de vista, la diferencia para tomar una decisión u otra está en creer, por parte de los promotores de los proyectos, en las potencialidades del patrimonio cultural y sobretodo en tener claro un concepto-guía: la función social del patrimonio cultural.
Creer o no creer, esa es la cuestión. ¿Cuales son los elementos que des de mi punto de vista diferencían unos proyectos de otros? Lanzo unos cuantos…
- Legitimación del proyecto patrimonial. Es necesaria la identifiación de la sociedad con un proyecto. Sin legitimación un proyecto no funciona, puede ser considerado como un «capricho». Sigo las línias trazadas por Iñaki Arrieta (1), quien creo ha definido de manera detallada el concepto legitimación del proyecto patrimonial… «Al elaborar un proyecto patrimonial, consideramos pertinente que los promotores se preguten acerca de su grado de legitimidad social y que reflexionen también acerca de los mecanismos que deberían establecer para que la vinculación y la participación vayan aumentando a medida que el proyecto se va desarrollando…»
- Ciudadania. Los ciudadanos son el eje central de cualquier proyecto patrimonial. Si el objetivo central de un proyecto es otro aspecto, no va a funcionar. La pregunta a realizarse en el momento inicial de proyectar debería ser: ¿En qué va a a beneficiar este proyecto a los ciudadanos de «x» territorio? ¿Sobre cuantas dimensiones va a actuar? (como mínimo me centraría en: social, cultural, educativa y económica…).
- Planificación. Como ya comentamos en un post anterior planificar es valorar, es conocimiento, es estudio de las realidades, és tener una visión global y transversal del territorio y sus potencialidades. Planificar significa realizar un uso coherente de los recursos destinados a un proyecto.
En definitiva, la diferencia entre creer o no en el patrimonio cultural no está en tener un recurso o recursos que explicar/divulgar/difundir. Quien más o quien menos tiene recursos. Creer en el patrimonio cultural implica tener la capacidad para analizar el entorno y actuar en función del conocimiento adquirido:
- Entender que el recurso no es el centro del proyecto. El objetivo básico de todo proyecto patrimonial es generar beneficios a un conjunto de ciudadanos que creen que el trabajo sobre este elemento puede significar un factor de desarrollo.
- Ser consciente que un proyecto patrimonial nunca se puede estimar a corto plazo. No por los aspectos económicos (que normalmente influyen de manera determinante), sinó porque es necesario planificar, ir paso a paso. El objetivo no es inaugurar un continente con más o menos contenido. El objetivo es que el continente y el contenido, el día después de su inauguración, trabajen todas las dimensiones de la sociedad que acogió y legitimizó el proyecto
Creer en el patrimonio significa ir más allá del propio recurso. El reto está en dar respuesta a aquellas cuestiones propuestas por la propia ciudadania, que al identificarse con un proyecto, espera que este revierta sobre ella de manera positiva.
Espero que este post sea de vuestro interés.
Nota al pie:
(1). Arrieta rtizberea, Iñaki (ed): Legitimaciones sociales de las políticas patrimoniales y museísticas. Universidad de País Vasco. Bilbao 2011.
Daniel Gutiérrez EsparteroConsultor en Patrimonio Cultural
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