Hola amig@s,
Últimamente en Diagnosis Cultural hemos realizado proyectos que contienen una profunda carga social (Arxiu de Memòria Oral), Cafés con Història o la participación en la redacción de diversos planeamientos urbanísticos.
Ante estos proyectos siempre reflexiono sobre la finalidad del patrimonio cultural ¿Por qué le damos valor? Evidentemente una parte de la respuesta está en que es parte de la historia, de las tradiciones, de los valores de una comunidad, incluso de su identidad. Pero pienso que debemos ir un poco más allá. ¿Qué nos ofrece el Patrimonio Cultural? ¿Qué nos aporta a las sociedades del siglo XXI? Es aquí donde hay que poner en valor la Función Social del Patrimonio Cultural.
El trabajo sobre el patrimonio cultural va mucho más allá de la calidad científica, de un interés académico o político. Es necesario poner en valor la dimensión social, cultural y económica del Patrimonio Cultural, que conlleva acciones de desarrollo y mejora social para la comunidad que sustenta el Patrimonio Cultural y su territorio
Un ejemplo de esto es lo que explica Llorenç Prats (1997; 27)[1], en relación al patrimonio oral: Los resultados de un trabajo de investigación no son por si mismos «patrimonio», son en todo caso potencialmente patrimonializables. Para constituirse en «patrimonios» o «repertorios patrimoniales» han de ser activados.
La activación del Patrimonio Cultural va a repercutir directamente y positivamente sobre aquellas comunidades que lo promuevan y sobre sus territorios. Esta es la función social del Patrimonio Cultural: Aportar beneficios sociales, culturales, educativos y económicos que rebiertan sobre el territorio y las personas.
Esta es la mirada sobre el Patrimonio Cultural que debemos fomentar, más allá de discursos sobre el reconocimiento histórico, sobre las tradiciones, el floklore… ACTIVEMOS EL PATRIMONIO CULTURAL!!
[1] PRATS, Llorenç. Antropología y patrimonio. Barcelona: Ariel, 1997