Hola amig@s,
Como algunos sabéis, hace un mes realicé mi segundo viaje a Colombia con el objetivo, esta vez, de conocer el Caribe colombiano y sus propuestas entorno el patrimonio cultural y natural. En el primer viaje me centré en la zona central y el Eje Cafetero.
Ciertamente este tipo de viajes son muy emocionantes: por los territorios que conoces, las culturas y expresiones compartidas y sobre todo por los nuev@s amig@s que encuentras. Desde el punto de vista profesional Colombia es un gran descubrimiento. Un país con un patrimonio cultural y natural de gran potencial que representa una oportunidad real para el desarrollo sostenible de sus territorios.
De norte a sur encontramos ejemplos. En el Caribe, el Parque Nacional del Tayrona, una zona protegida y bien gestionada donde el patrimonio etnográfico, arqueológico y natural forman una unión única. También encontramos Cartagena de Índias y su espectacular centro amurallado. Hacia la zona central el Eje Cafetero, extensa zona entre los departamentos del Quindío, Risaralda y Caldas, declarado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad, donde experimentar entorno al mejor café del mundo. Al sur, el Amazonas, con un patrimonio natural y cultural excepcional. Y entre estos elementos, un sinfín de expresiones y tradiciones fruto de una larga historia precolombina, de colonización, esclavismo y liberación.
Colombia tiene los elementos básicos para diseñar políticas de activación patrimonial que desemboquen en un desarrollo territorial sostenible. Presenta unos recursos culturales y naturales de alta calidad que ofrecen grandes experiencias a sus usuarios, ya sean nacionales o internacionales. ¡Lo he vivido! Es necesario por tanto que la población local se beneficie cultural, social y económicamente de la explotación de estos recursos. La dinamización del territorio a partir de sus recursos culturales y naturales ha de beneficiar a sus ciudadanos (territorio = personas).
El riesgo para Colombia es repetir modelos fracasados en otros países. He podido observar la presión de la construcción y el cemento en los límites del Parque Natural del Tayrona. He visto en Taganga los fondos marinos de sus playas llenos de escombros procedentes de la construcción. Esto me hace pensar en intereses que no buscan el beneficio común de los ciudadanos de un territorio. También me han explicado la falta de apoyo a las haciendas productoras de café, provocando el abandono de este cultivo y por tanto también de sus expresiones culturales únicas. No hay otro sitio igual en el mundo donde el café tenga una presencia tan intensa.
Colombia tiene mucho recorrido por realizar y puede escoger entre varios modelos. O bien por aquellos que buscan tan sólo la transformación económica a corto plazo de la explotación de unos recursos culturales y naturales; o bien innova y busca su propio modelo, apostando por una estrategia de desarrollo sostenible donde los ciudadanos están en el centro de la acción, se planifica de manera coherente con el territorio y sobretodo se aportan beneficios a todos los ámbitos de la sociedad. Esta es una decisión que ha de tomar, y no puede perder más tiempo.
Espero que este post sea de vuestro interés.
Saludos!
Daniel Gutiérrez EsparteroConsultor en Patrimonio Cultural
937789993 / 626420510 Chat Skype: daniguties
Felicidades Dani, para mí es un post muy interesante, tanto por la información que aportas como por la valoración/reflexión final que haces. Los expertos en el ámbito del desarrollo del turismo cultural consideran que Colombia es uno de los países sudamericanos con mayor potencial de crecimiento. La cuestión, como muy bien dices, será por qué modelo de crecimiento se apuesta finalmente. En Colombia hay ejemplos magníficos del patrimonio entendido como un factor de desarrollo y de cohesión social, como el caso del Museo de Antioquía en Medellín (http://www.uv.es/museos/MATERIAL/Jaramillo.pdf). Por el contrario, los escombros que has visto en la playa de Taganga y que yo he visto a centenares en los suburbios de las ciudades peruanas, son la prueba evidente de que la especulación no espera a nadie y nadie es capaz de frenarla.
En España las leyes de protección del paisaje y del desarrollo urbano no consiguieron frenar la terrible especulación de toda la costa mediterránea. Unos pocos se enriquecieron, muchos consiguieron trabajo y ganarse la vida pero el Mediterráneo español, uno de los más bellos paisajes del mundo, hoy es en general un horror, un gran monumento a la especulación y al «desarrollismo sin ton ni son», un modelo que para sobrevivir tiene que hacer continuos saltos adelante multimillonarios, que obliga a crear monstruos como Terra Mítica que a la postre son ineficaces o sueños de grandeza como los trasvases para alimentar campos de golf o la ya descartada Eurovegas de Barcelona.
En Colombia, lo mismo que en Perú, Chile, Brasil o Ecuador, se está viviendo un momento de euforia económica que contrasta con la feroz depresión en la que estamos instalados los países mediterráneos. Después de muchos años de crisis y conflictos sociales violentos, estos países viven hoy la ilusión de una nueva época de esperanza y en ellos el sector del patrimonio está experimentando también un notable crecimiento. Seguro que en el futuro oiremos hablar de proyectos interesantes en esos países, pero posiblemente también oiremos hablar de muchos casos de desarrollo especulativo. Como decía Aldous Huxley, lo único que hemos aprendido de la historia es que nadie hace caso de las lecciones de la historia.
Manel,
Muchas gracias por tu comentario. No puedo decir nada más que «amén». Describes lo que he visto y tu reflexión es del todo pernitente.
La verdad, desconociendo otros casos, pero extrapolando lo visto en Colombia, en América Latina tienen una gran oportunidad para hacer las cosas de manera diferente y mucho mejor. Espero que lleguen a tiempo!
Saludos!